La Imagen Bricolaje: lecciones de re-programación en el año de la peste

Una serie de sinónimos positivos y negativos expresan el carácter ambiguo del término Bricolaje, (prestado y adaptado del francés bricolage): los positivos comienzan con la trasposición literal del inglés DIY (Do It Yourself: Hágalo Usted Mismo), que alude al individuo autónomo y autosuficiente: plomero, electricista, pintor, carpintero y mecánico a un mismo tiempo. Y continúan con la manualidad, la artesanía, el hobby y la producción casera. Dentro de los negativos está la chapucería, el remiendo, la cosa mal hecha y, en buen colombiano, la cosa hechiza: aquel remiendo hecho de prisa por un amateur / aficionado con lo que encontró a mano.

Todos esos matices están implícitos, de varias maneras en la matriz de curaduría que propongo: las positivas del individuo autónomo, curioso, creativo, autosuficiente y las negativas del ingrediente accidental, constitutivo de la creación artística… esa eterna apuesta al vacio, el elemento de incertidumbre presente en el experimento, la peripecia y el incidente/accidente constitutivos de ese espacio abierto que son la creatividad y la creación.

En una época de maximización del discurso neoliberal de la eficiencia, del culto fetichista al modelo «empresa», de entronización de la propia idea del individuo como empresario de sí mismo (que nos llevó a la uberización mundial del trabajo y a la normalización global del subempleo) es bueno recordar que el accidente es parte de la vida. Celebrar esa operatividad esencial del Bricolaje es esencial, primordial, en este año «perdido» de la pandemia global: un año inusitado e inédito que nadie esperaba, y que nos ha demostrado ampliamente la fragilidad de todos nuestros sistemas. El inmunológico, en primer lugar, seguido de todos los otros: médico, económico, laboral, social, político, etc.

Pero este año «perdido» nos demuestra también que debemos estar siempre abiertos al re-aprendizaje, re-programación y re-invención de nosotros mismos, de nuestros hábitos y vidas. La propia Bienal Desde Aquí re-inventó su propio formato realizando esta quinta versión digital. Del mismo modo, todas nuestras formas de relacionarnos, enseñar, aprender y trabajar tuvieron que ser re-modeladas y re-adaptadas, en muchos casos a formatos y mediaciones tecnológicas que no constituían nuestro espacio habitual y en los que hemos tenido que aprender a navegar sin ahogarnos.

El grupo de artistas brasileños que presento aquí (Adaiany Rodrigues, Angelo Arantes, Bárbara Oliveira, Cléber Falieri, Dirceu Maués y Luciana Ferreira) trabajan desde diversos frentes en esas re-programaciones, en ese límite que presento aquí como Imagen Bricolaje. Todos ellos tienen en común esa conexión con la mediación técnica/tecnológica ineludible en formas de arte que, como la fotografía, el cine o el video, se definen a partir de diversos tipos de inter-posiciones e inter-mediaciones tecnológicas que son, de varias maneras, re-inventadas y/o re-programadas. Diversas capas de técnicas y tecnologías obsoletas, histórica y comercialmente datadas, de la fotografía, del cine, del dibujo o del video, son re-utilizadas, sobre-puestas y re-colocadas en diálogo con el presente o con otros medios técnicos.

Ellos nos recuerdan que las artes son por definición, ese espacio crítico de cuestionamiento a las ideas (simplificadas, simplonas e imperantes) de funcionalidad y eficiencia, o de la propia tecnología entendida a partir de modelos meramente tecnocráticos. Las artes constituyen, de varias maneras, el espacio de sobrevivencia de técnicas y modos de hacer donde la manualidad  y la artesanía sobreviven, auxiliadas muchas veces por largas series de técnicas que en su momento representaron la punta del avance científico-tecnológico pero que perdieron, después, su espacio de uso en el contexto comercial e industrial, y fueron substituidas por otras más eficientes, rápidas y rentables. Tal es el caso del grabado, la serigrafía, la litografía y decenas de otras técnicas de producción de imagen que sobreviven, justamente, en el campo el arte.

Esos videos, esas diversos medios técnicos (de la fotografía, del dibujo, del cine, de la serigrafía) con que Adaiany, Angelo, Bárbara, Cléber, Dirceu y Luciana nos deleitan son todos producto de diversas formas de bricolaje: re-invenciones, re-programaciones, de la imagen, de la técnica, de la idea de «arte» y, en varios casos, de ellos mismos en este año «perdido» de tiempo ganado para nosotros mismos en el contexto del confinamiento.

Adolfo Cifuentes

Departamento de Fotografía y Cine

Universidad Federal de Minas Gerais, UFMG, Belo Horizonte, Minas Gerais, Brasil