Periferia local

Alberto Borja

 (…) Si bien en el mundo artístico un curador periférico rara vez puede conseguir curar una exposición sobre un tema internacional, siempre se le darán amplias oportunidades para hablar de su localidad.

 (…) Localismo: Condición esquizofrénica entre artistas que viven y trabajan en ciudades de la periferia, quienes por un lado niegan su afiliación con el medio local para mostrar su internacionalismo y por otro defienden su identidad cultural para mostrar su individualidad.

Pablo Helguera, Manual de estilo del arte contemporáneo.

Esta curaduría no es: un ajuste de cuentas, un intercambio de favorecimientos, el resultado de una investigación académica, la forma de pago de una deuda, un perezoso meme, un montaje museográfico, una forma de auto exaltación del profesor a través de sus alumnos, el ejercicio de algún privilegio institucional, una práctica artística comunitaria, una acción participativa, una declaración política, una mirada no binaria, una excusa para hacer declaraciones filosóficas incontrovertibles, el resultado de una “democrática” convocatoria y mucho menos, el falso descubrimiento de artistas que ya tenían claro lo que querían hacer.

Nancy Ospina: es una artista colombiana que vive en Canadá. Punto medio es una exposición realizada en 2017 que exploró la relación entre el arte y la educación con niños y adultos que pudieron experimentar el juego y la inmersión en distintas obras fundamentales para el arte contemporáneo. Ospina trabajó varios años en el Proyecto Oruga Laboratorio Creativo que desarrolló una práctica artística y pedagógica con niños. Esta exposición resume algunas de sus reflexiones en este sentido. Después de esta exposición trabajó y recorrió el país con la Unidad de víctimas, una institución que hace parte del Sistema  Nacional de Atención y Reparación Integral a las Víctimas, después de la firma de los Acuerdos de paz con las FARC. Su obra se ha desarrollado con la construcción paciente y poética de un performance que es testimonio de su vida y de sus inquietudes plásticas.

Clemens Martínez: vive y trabaja actualmente en Garagoa, debido a la pandemia. Su Almanaque de Acuerdos Calculado para el año 2020 es una referencia al tradicional Almanaque Bristol. Martínez explora la gráfica a partir de la intervención de una ficción popular y vernácula, en la que destacan una serie de hechos sucedidos durante los cuatro años después de la firma de los acuerdos de paz con las FARC. En Garagoa, Boyacá, trabaja en un proyecto Colectivo Artístico. En este momento Mamapacha organiza un festival de muralismo alrededor de la plaza de mercado de Garagoa.

Daniela González: vive en Bucaramanga y terminó sus estudios en México el año pasado. Rinascere se adentra en un complejo mundo de afectos, corporalidades e identidades que problematizan, entre otras cosas, la violencia y la resiliencia. Daniela Gaie trabaja con diseño  e hipermedia a través de colaboradores. Su intención específica de presentar un escenario relacionado con la violencia de género no impide leer también en su trabajo una ilustración de temática medioambiental que seguro se conecta con esa exploración de la identidad como convergencia de la diversidad que plantea en medio de la denuncia que realiza.

El colectivo Artistas de La Magdalena conformado por Lorena Ospitia, Profesora del Instituto Universitario de la Paz UNIPAZ, Silvia Echavarría, Profesora de la UIS Sede Barrancabermeja, y Claudia Ospitia, artista y profesora de arte para niños en contextos comunitarios; tres mujeres que viven y trabajan en Barrancabermeja. Sus trayectorias se han desarrollado en el arte, el teatro, la antropología y la docencia. Las tres presentan su performance Sincronía fúnebre desarrollado en el antiguo muelle fluvial en medio de las embarcaciones artesanales y las improvisadas ventas de pescado. El luto evidente se refiere a una memoria femenina del conflicto que atravesó la ciudad en tres décadas: ochentas, noventas y la primera década de este siglo.

Barrancabermeja ha sido considerada una periferia más de esta región. En la realidad esta ciudad es un centro de las interacciones geopolíticas de los principales grupos de poder de Colombia y un escenario donde se define el futuro de Santander. Fracking, luchas populares, ferrocarril, monocultivo, organización femenina, turismo, transporte multimodal y el crisol de su cultura viva, entre las ciénagas y el río Magdalena, son solo algunos de los aspectos de su historia y de su actualidad. Por ello hablar desde allí parece mucho más interesante. Esta curaduría propone un recorrido por distintos temas, geografías y prácticas que son observadas desde el margen ribereño. Hay otros tres artistas destacados y comprometidos con el desarrollo artístico y social de este Puerto fluvial.

Jaime Arnache es un fotógrafo que vive y trabaja en Barrancabermeja. Su proceso combina distintos roles, entre un etnógrafo, un ornitólogo, un fotógrafo y un aventurero. Se adentra en la orilla del Magdalena para conocer y compartir con los mineros fluviales. La foto presentada hace parte de un trabajo documental que registra la experiencia de este duro trabajo extremo y peligroso. Arnache también documenta en la actualidad una memoria del trabajo de artistas y gestores importantes de la ciudad.

Clemente Martínez Pinilla ha participado activamente en procesos de formación artística comunitaria en el sector rural del puerto petrolero. Como testigo de la vida en un particular barrio obrero de la ciudad, El Parnaso, ha caminado por los laberintos de las complejidades sociales del Magdalena Medio en las últimas dos décadas. Este año organizó y coordinó el proyecto Trueque Visual apoyado por el Ministerio de Cultura de Colombia y la Casa de  Cultura de Barrancabermeja. Como diseñador ha trabajado una identidad gráfica que se relaciona con elementos afines a una cosmovisión caribe y andina que da como resultado una geometría orgánica.

Edinson Centeno es un escultor y pintor costeño que fue adoptado por la ciudad hace mucho tiempo. Centeno ha sido formador de niños, jóvenes y mujeres en distintas épocas y sectores del Distrito de Barrancabermeja. Su obra escultórica se apoya en lo que llama su tierra “Bermeja” en referencia a la arcilla que extrae en un punto de su paisaje lacustre. Las piezas que componen su propuesta son una mezcla de rasgos africanos e indígenas en diálogo con las memorias de las víctimas del conflicto en Colombia, de las que este artista, como tantos barranqueños, hace parte. Su trabajo también se extiende al muralismo participativo que ha practicado recientemente en el sector de la H en el Barrio Primero de Mayo.

Johan Samboni es un artista caleño. Esta identidad se puede asociar con una marca de origen del colectivismo más interesante que se ha producido en Colombia desde la década de 1970. Ganó el premio Arte Cámara – El Tiempo en 2019 como parte de la dupla del Colectivo Monómero, que también recibió otro reconocimiento en 2017 cuando tuvieron como tutor a Oscar Muñoz para la Feria del Millón de ese año. Alguna vez manifestó públicamente su curiosidad por la existencia de Barrancabermeja, esa periferia que comparte con Cali un mundo caribe extraño que no está en contacto directo con el mar de las antillas. El arte de Cali ha patentado, entre otros recursos, una ironía extrema en medio de fenómenos sociales complejos, que en algunos casos son de una naturaleza similar a los registrados en el Magdalena Medio, que le ha servido a Samboni para elaborar su trabajo.

Javier Mebarak ha revisado la historia del arte universal en relación con la memoria del arte local en las últimas dos décadas. Para ello establece un sin número de referencias a distintos fenómenos culturales desde la música punk, pasando por el diseño de modas, los hábitos de consumo de distintas tribus urbanas y los cómics. Sus gabinetes exponen una tradición pictórica asentada en la inquietud de componer en el dibujo sus museografías utópicas que a veces derivan en imágenes que pueden asociarse con las más sofisticadas novelas gráficas. Mebarak escribe: “Este imagen del Hombre Árbol (diseñado deliberadamente para resistir la interpretación). ¿Pintó El Bosco ‘El jardín de las delicias’ mientras sufría de una alucinación?», se pregunta el hombre árbol. A partir de H.Bosch «Inventor» por M.C.Escher. Excud 11-35.”

José Ricardo Contreras ha desarrollado su trabajo en torno a la pintura. En su proceso de investigación ha realizado trabajo de campo, consulta de archivos históricos e investigación participativa con distintas comunidades, especialmente urbanas. El video propuesto hace parte de una exposición y una instalación en la Galería Doce Cero Cero que es el producto de una investigación que: “(…) reflexiona sobre los mecanismos de representación de la realidad, las imágenes de flujo y sus implicaciones políticas.” Contreras ha realizado una obra audiovisual, como director de dos cortometrajes, el último de ellos Iván en el Banco. Actualmente hace parte del proyecto Imagen Regional del Banco de la República que ahora se llama Intercambios artísticos en época de pandemia.

Ricardo Barreto es un DJ que trabaja hace más de dos décadas con música electrónica. Hace parte de varios proyectos, emprendimientos y colectivos de Bucaramanga. Teoría de cuerdas se presentó por primera vez en una exposición colectiva en Casa Navegante, un espacio independiente de Bucaramanga. La ciudad cuenta con una tradición singular en la música electrónica desde la década de 1960 de la que se conoce muy poco. Barreto hace parte de esta curaduría como un señalamiento de esa memoria del arte sonoro bumangués que fue redescubierta en la investigación de Maria Mercedes Herrera Buitrago sobre la obra de Gustavo Sorzano, entre 1966 y 1968, como antecedente del arte conceptual en Colombia; y por Ana Maria Romano en su investigación sobre la obra de Jaqueline Nova, una artista bumanguesa nacida en Bélgica, precursora del arte sonoro de latinoamérica entre 1963 y 1974.

Grupo Dicas es un colectivo conformado por los artistas Fredy Peña, Freddy Celis, Dago García y el curador regional Martín Alonso Camargo. La referencia a la curaduría regional se usa en el sentido del término usado por Pablo Helguera en Manual de Estilo del Arte Contemporáneo. Esta pieza en particular fue presentada en la Casa del libro Total, un espacio cultural insertado en una oficina de recaudos tributarios, en 2019. La obra que es una fábula en la que se combina una banda sonora compuesta por el DJ Trucha y la actuación de estudiantes del Programa de Bellas Artes de la UIS según el performance propuesto por el colectivo. El curador escribe que la intención de esta pieza era que: “se lograse evidenciar la oposición que hay entre un uso del lenguaje que incita y ensalza la violencia y otro en el que se exploran las múltiples preocupaciones existenciales de la subjetividad individual”. Una segunda pieza propone una serie de carteles, para ser distribuidos entre los artistas y los curadores de esta Bienal, con el título: QUEETERNARY COLORS. A propósito de esta propuesta escribe su curador: “El sentido conceptual de estos carteles está inspirado en la autobiografía de Savannah Knoop, Chica, chico, chica (2018). Allí la autora vincula la multiplicidad del deseo al simulacro de hacerse pasar por un muchacho (…)”.

Jonathan Blanco propone A todos sus muertos hicieron volver una Ópera performance presentada en Bucaramanga durante Espacios Revelados / Changing Places  2018, un evento artístico de tres días que se ha llevado a cabo en otras tres ciudades latinoamericanas: Buenos Aires en 2014, Santiago en 2016 y Guadalajara en este 2020. Blanco diseñó una intervención en una construcción patrimonial se convirtió en una escultura social. El proceso incluyó la participación y colaboración de areneros del río Suratá, obreros de la construcción que trabajan regularmente con el artista, un compositor de música concreta, músicos y actores en una serie de acciones interpretadas por tres performers durante tres días en la arquitectura temporal resultante. Jonathan Blanco es además profesor de arte de niños y de mujeres en escenarios marginales a través de la Escuela Municipal de Artes.