Conceptos de la obra de Emel Meneses, Colombia.
Para la V Bienal Internacional de Arte “Desde aquí” Colombia 2020

EL CAZADOR DE TESOROS

Los triviales e inocuos corotos del conquistador alemán Ambrosius von Thalfinger (2020), es uno de tantos proyectos que he venido realizando desde 1980, bajo la figura del cazador de tesoros, mezcla de explorador y chusmero de vieja data, en los que el viaje como forma y la prospección arqueológica como estrategia, se han convertido para mí en un medio valido de expresión plástica.

Este proyecto artístico cuyo repertorio temático se refiere a la arqueología y remite a la reunión de objetos encontrados, procura resaltar la actividad subjetiva de la recolección de vestigios, en este caso del valioso botín que el explorador alemán Thalfinger logró rescatar y ocultar en cenagales, montículos, islotes, lagunas y cuevas en las tierras septentrionales de Welserland, en su penosa travesía desde Coro hasta Chinácota, con la firme esperanza de regresar por éste, empresa que nunca llegó a realizar por fatalidades del destino.

Thalfinger, quien había nacido en 1500, en Thalfinger bei Ulm, Sacro Imperio Romano Germánico, murió el 31 de mayo de 1533 en Chitacomar tras cuatro días de agonía causada por una flecha envenenada que le había atravesado su guargüero, arrojada por un guerrero chitarero con el alias de Francisquillo.

Las estrechas relaciones que desde 1517 su familia mantenía con los poderosos banqueros Welser, remanentes de los Pauperes Commilitones Christi Templique Salomonici, hicieron que el joven Thalfinger fuera enviado en 1526 a la isla La Española, y en 1529 para Tierra Firme con la misión de hallar los restos del tesoro de Klein-Venedig, que los templarios habían ocultado estratégicamente en su viaje al Continente Desconocido.

El 13 de octubre de 1307 con una flota de 13 buques, cientos de monjes de la Orden del Temple se vieron obligados a zarpar con su tesoro, cargando con baúles y arcones desde el puerto de La Rochelle, hacia Las Canarias y el Nuevo Mundo, huyendo de las milicias del rey francés Felipe IV, evitando así ser apresados, expoliados, encarcelados y torturados.

Thalfinger se instaló en Santa Ana de Coro, desde donde partió al rescate del enigmático tesoro y del mítico Dorado, acompañado de una tropa de 200 alemanes y españoles, y cerca de 1000 esclavos.

El 13 de octubre de 2019 en el muelle de la Vela de Coro, armado con un discreto detector de metales y un antiguo mapa de la ruta conquistadora de Thalfinger, apostillado con la misteriosa inscripción “nicht fast günstig noch favorable 1531”, inicie el viaje que me conduciría desde Coro hasta Chinácota, prospectando y recolectando trastos en los sitios señalados en el mapa: Sividigua, Hicacal, Maracaibo (1529), Potchoure, Vier Münder, Schwertspitze, Huaathalu Stream, Chichibacoa, Schlammhafen, Sternhafen, Die Henne, Ruash, Santa Maria der Heilmittel von Cabo de la Vela, Tiefbrunnen, Weiber Schlamm, Neues Licht, Valle de Upar (1530), Weiber Wasser, Der Neid, Ariguani, Die Folter, Mompósh, Alter Fluss, Zimiti (1531), Grobes Moor, Chingale, Savanne der Schnecken (1532), Chitota, Mogorontoque, Sura, Cáchara, Záqueta (1533), Chitagá, Bocalema y Chinácota.

El diario de campo que da cuenta del viaje que por tierra, mar y aire tuve que adelantar, los vídeos y la memoria fotográfica de la prospección y recuperación de los cachivaches están siendo evaluados por un equipo de expertos del Servicio de Radiodifusión Internacional-DW, financiado por el presupuesto de los herederos de Pierre Plantard-HP, del Priorato de Sion. Como condición sine qua non de los HP para con la V Bienal Internacional de Arte Desde Aquí 2020, sólo se me permitió participar en el evento referenciando algunos hallazgos, de los más de un millar de bártulos recuperados, mediante fotomontaje digital y una somera descripción de los mismos.

  • Baúl mediano en madera de Quercus petraea con herrajes de bronce, forrado en piel curtida del vellocino de oro.Condones de látex estriados, con puntos y otras texturas, probablemente para una estimulación extra de la vagina o el recto.
  • Casco Brodie de combate de acero (con la Hakenkreuz Nazi) diseñado y patentado por John L. Brodie durante el primer año de la Primera Guerra Mundial y usado por el ejército británico desde septiembre de 1915.
  • Herradura para caballos en forma de una “U”, fabricada en hierro forjado, con trazas de chapado de oro de 24 kilates.
  • Estatuilla de metal fundido en plomo representativo del ángel de la guarda o ángel custodio.
  • Gabelkreuz o crucifijo doloroso tallado en Quercus rugosa sobre una cruz en madera de macana, y una frase en arameo, sanscrito y lengua copta, tallada sobre una tablilla.
  • Tunjo o pequeño morraco antropomorfo hecho de tumbaga, una aleación de oro, plata y cobre.
  • Muñeco de vudú que representa una persona con forma humanoide, fabricado en tela de la corteza del árbol de Ficus rádula o Yanchama, con clavos en la tusta, perlas negras como ojos y ataderas de espinas a modo de bandoleras.
  • Almádena, maceta, porra o mandarria similar a un martillo con una gran cabeza de hierro introducida en el extremo de un palo de madera de arrayán a modo de mango, usada para descerebrar las tustas de los aborígenes.
  • Kuisi o gaita de los koghis de Serankua o Sierra Nevada de Santa Marta, construida con el corazón de un cardón, con una protuberancia de cera de abejas y polvo de carbón en uno de sus extremos, con una ranura y una pluma de gallinazo a manera de boquilla.
  • Rollo de pergamino con la transcripción de fragmentos de “El Evangelio Apócrifo de Simón el Zelote”, en hebreo y escritura sefardí cuadrada, más la bitácora del marinero más chambón del Caribe del siglo XIV, libros contables, actas de fundaciones o Neu-Nümberg, villas y ciudades, y constitución de cabildos.
  • Flecha con punta metálica de forma triangular semejante a las de las saetas de la ballesta, astil de corazón de palma de bijao, y emplumado o remeras de tres plumas.

Copa del siglo I, Achatschale, San Gréal o Santo Grial, procedente de Tréveris, y que lleva una inscripción que puede leerse como XRISTO. La copa formaba parte de las reliquias imperiales del desaparecido Sacro Imperio Romano Germánico; entre las cuales también figuraba la Lanza de Longinos.

Autor: Emel Meneses
Título: El cazador de tesoros.
Técnica: Investigación, proceso arqueológico. Instalación
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