Natascha de Cortillas Diego, estudio Licenciatura en Educación Mención Artes Plásticas en la Universidad de Concepción en 1992 y el Mg Artes Visuales mención Arte Urbano en la Universidad Nacional Autónoma de México el año 1998.- Becada por la Fundación UNESCO – Aschenberg para realizar una Pasantía en la Escuela de Artes Gráficas de Vila Nova de Cerveira en Portugal (1998) y formo parte del voluntariado de Art Corp para realizar una estancia colaborativa junto a WCS en Uaxactún – Guatemala. (Conoce mas sobre ella)

Conceptos de la obra de Natasha de Cortillas Diego, Concepción Chile,
Para la V Bienal Internacional de Arte “Desde aquí” Colombia 2020

Por: Paulina Barrenechea

Territorios Culinarios, en su corazón, está el deseo de crear una zona de contacto que permita reflexionar y problematizar el quehacer culinario y los modelos alimentarios que perviven y laceran biopolíticamente nuestro territorio. Este derrotero, se ha desplegado en distintas direcciones, diferentes tiempos, territorios e impulsos. Comprendemos una zona de contacto, junto a las palabras de Judith Vidiella, como un espacio donde emergen relaciones de cercanía y de alejamiento “fricciones, tensiones y desavenencias, las diferencias de posición y de agenda política (…) es una práctica política de auténtico riesgo en la confrontación interpersonal con los demás”.1 En ese sentido, las prácticas de arte tienen ese privilegio, sobre todo hoy, de volverse espacio de mediación e interpelación. El archivo de zonas de contacto que Sobremesa activa, es heterotópico y performático, pero -sobre todo- tremendamente consciente en ir construyendo relatos que sumen e interpelen a las prácticas artísticas como acontecimientos políticos y sociales. Se camufla para resignificar, en lo cotidiano, nuestra complejidad corpopolítica.

Lo que se pone en la mesa, es lo que digerimos, lo que experimentamos, lo que nos une y/o nos desune. Cada uno de los alimentos que se cocinan y se sirven, son los dispositivos teóricos que sumamos a nuestro cuerpo, para masticarlos y tragarlos, y en esa digestión colectiva hacer porosa la cuarta pared de la performance que las artes visuales tiene como rituales consagrados al espectáculo. Quizás sea esa la pulsión del arte hoy. Escapar de esa compleja trama de legitimaciones y desplazarse como inoculadores de una sospecha permanente en torno a sus prácticas y saberes. Dentro de esa coyuntura se encuentra Sobremesa, que entra y sale desde diferentes espacios, desterritorializándose y coproduciendo sus propias narrativas

Por esa misma condición autopoiética, es a través de las políticas personales de la memoria que podemos mirar su trayectoria y huella. Son los procesos detrás de Sobremesa los que nos interesan, pues ahí se anidan los saberes que motivan este escrito. Junto a Natascha, hemos ido destejiendo los relatos que las Sobremesa(s) ha(n) generado, desde su primera acción; en un diálogo donde los archivos se cruzan con un presente furioso y que no se detiene. El accionar sencillo y disruptivo de la reunión en torno a la mesa, los cuerpos que cargan otros cuerpos al tomar un utensilio doméstico, las genealogías que se arrojan a la mesa en el acto de cocinar, permiten pensar la experiencia de Sobremesa desde una política de las emociones, que, en su que hacer, construyen saberes que parecen necesarios y bien urgentes para comprender la práctica artística contemporánea.

Fichas técnicas de las imágenes de Natasha de Cortillas, Chile 2020
Registros de performances de Natasha de Cortillas 

Fotografía Nº1
Anarquía del Pan _ Proyecto Ejemplos a Seguir. Curaduria Rodolfo Andaur. Parque Centro Cultural de Valparaíso, Chile, 2017. Fotografía: Nancy Mancilla.

Fotografía Nº 2
Sobremesa _ Proyecto Ejemplos a Seguir. Curaduria Rodolfo Andaur. Parque Centro Cultural de Valparaíso, Chile, 2017. Fotografía: Cristian Inostroza

Fotografía Nº3
La rueda de la violencia. Encuentro Hemisférico; Ex_céntrico. Eje: Memoria y Violencia. Plaza de Armas.

Si quieres ver la obra en grande, debes dar click en cualquiera de las imágenes